A veces esa personita especial es capaz de transformar nuestra mirada con un guiño y nos hace decir y actuar como no lo hubiéramos imaginado, se roba una parte de nuestro corazón, mismo que entregamos, en ocasiones con más disposición que otras, con la esperanza de que no sea destruido. Y aunque a veces neguemos abrir ese pequeño músculo que se localiza en el pecho, hay ocasiones que el latido es tan rápido que no hay manera en que podamos encerrarlo por más tiempo, pues tarde o temprano, encontrará la manera de salir.
Una vez que le hemos dado ese pedacito de nosotros a alguien más, esperamos que lo proteja y lo respete, que no lo dañe y sobre todo que no lo rompa. Lamentablemente, es casi imposible decir que hemos encontrado un gran amor sin que antes alguien nos haya roto el corazón. Sin embargo, existe la esperanza que después llegué una persona que sea capaz de cuidar ese músculo sin el que no podemos vivir.
Una vez que le hemos dado ese pedacito de nosotros a alguien más, esperamos que lo proteja y lo respete, que no lo dañe y sobre todo que no lo rompa. Lamentablemente, es casi imposible decir que hemos encontrado un gran amor sin que antes alguien nos haya roto el corazón. Sin embargo, existe la esperanza que después llegué una persona que sea capaz de cuidar ese músculo sin el que no podemos vivir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario